Vuelos cancelados
Cuando apenas yo sabía que los ojos de los extraños se parecían,
cuando perdía el beat, y no la vida.
Y el avión se retrasaba…una hora, dos horas, tres días.
Y no importaba nada. Nada importaba nada.
El poeta amaba, afinaba su vista, y yo pensaba que estábamos bien.
Que la vida mandaba, que así tenía que ser.
Pero llegué a este lugar, donde todo pudo darse y ser,
Donde sentarme a leer, y a pensar que alguien se retrasaba…
Alguien se retrasaba más que yo, pero no perturbaba mi calma.
Vuelvo entonces mi mirada a otro tiempo más ligero,
Aquel tiempo insensible, frívolo, acelerado… cruel.
Aquel amado tiempo mío, sin casa, ni cama, ni armario ni hotel.
Aquel tiempo eterno donde la vida acampaba de prestado.
Aquel tiempo amado con todos sus días en fila para perder.